Desde antes de sufrir los estragos de la inflación, la industria de la construcción viene amortiguando un duro golpe a su producción debido a la falta de grandes proyectos de infraestructura pública a partir del año 2018, es decir, llevamos casi seis años en decremento en este rubro tan importante para la industria y para la economía nacional.
Por si fuera poco, desde febrero del 2021, los insumos comenzaron a presentar incrementos anuales por arriba de 10%, mostrando los efectos negativos de la inflación en la industria; de acuerdo al INEGI, al cierre de junio de este año 2022 la inflación se encuentra en 15.35% en el sector construcción, mientras que inflación general en México es de 7.99% a la misma fecha, ya que hay encarecimiento de materias primas, lo que dificulta la producción y colocación al tener que incrementar el valor total de los proyectos. El diésel, asfalto y varilla han tenido aumentos de 28.6%, 21.1% y 17% respectivamente de diciembre de 2021 a junio de este año.
Además, datos del Centro de Estudios Económicos de la Construcción (CEESCO) de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), señalaron existe un aumento en el precio generalizado de la mano de obra en un 6% y de la maquinaria en un 2.1%.
De acuerdo con la Cámara, cinco municipios destacan por haber tenido incrementos superiores al promedio nacional: Cortázar en Guanajuato con 13.7%, San Andrés Tuxtla en Veracruz con 13.4%, Matamoros, Tamaulipas, con 13.4%, San Luis Potosí en San Luis Potosí con 13.3% y Mexicali, Baja California con 13.2%.
Edificar una vivienda económica de alrededor de 40 metros cuadrados resulta 6.7% más cara en este año 2022 en comparación con diciembre del año 2021, de acuerdo a datos del Centro Nacional de Ingeniería de Costos (CEICO) de la CMIC.
Como sucede con todos los efectos inflacionarios sostenidos en cualquier industria, terminan siendo traslados al precio que paga el consumidor final, de acuerdo con el INEGI, en julio pasado la inflación anual al consumidor fue de 8.15%, por lo que los precios a los compradores finales también se aceleraron a su nivel más alto desde diciembre del año 2000.
No obstante, el organismo ve un futuro positivo para la industria. Prevén que este año haya un crecimiento de 2.1% en la actividad del sector considerando que los niveles de inversión pública y privada se dinamicen en el último trimestre del 2022, con el anuncio de los paquetes de infraestructura, por parte del sector empresarial y se controlé el alza inflacionaria en el sector de la construcción.
La industria debe continuar sumando esfuerzos con el sector privado empresarial para generar obras de infraestructura que aumenten la producción, así como continuar con la evolución tecnológica que les permita tomar decisiones en tiempo real, realizando compras oportunas de materiales para el avance de la obra y mantener una gestión de precios de venta al consumidor final que permita seguir siendo competitivos.
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