La falta de mano de obra en el sector construcción predomina a nivel nacional, manteniendo un déficit de hasta el 60%. Existen varia teorías acerca del porqué está sucediendo este fenómeno; por ejemplo, se habla que durante la pandemia, con el rápido aumento de los casos de COVID-19 en marzo de 2020, los proyectos de construcción en todo el mundo se paralizaron durante meses y la falta de trabajo hizo que los trabajadores migraran a las fábricas o se movieran a la informalidad.
Por otro lado se indica que la falta de mano de obra es un proceso crónico que tuvo sus inicios en la recesión inmobiliaria del año 2008 originada en Estados Unidos y sus consecuencias a nivel mundial. Desde ese año y hasta hoy, un gran número de trabajadores ha abandonado el sector de la construcción a nivel mundial, debido al desgaste natural de la jubilación y a las interrupciones económicas periódicas, donde la construcción estuvo intentando ponerse al día con esas pérdidas de mano de obra durante años y cuando llegó la COVID-19, se complicó aún más el panorama laboral.
Un efecto negativo de lo anterior, es que los esfuerzos de los constructores por conseguir mano de obra han aumentado costos de los proyectos constructivos hasta en un 8%, debido a razones como el pago de traslado de gente del sur del país hacia el norte para trabajar. Aunado a este aumento, también viene empujando los costos el desabastecimiento de ciertos materiales, así que las constructoras están lidiando con una subida de costos que llega por dos frentes diferentes.
Ahora mismo, los gastos de personal en la construcción están en niveles récord por el mayor poder negociador de los empleados. La oferta está funcionando bien y los proyectos, aunque no son tan abundantes como antes, existen. Sin embargo, al final, el resultado es una escasez de trabajadores que está forzando a las constructoras y subcontratistas a subir sueldos para atraer ese capital humano al sector.
Las posibles soluciones serían contratar a trabajadores jubilados y retirados, para que los apoyen en actividades básicas y adecuadas para su edad, como son la colocación de piso, también como maestros para transmitir sus conocimientos a la gente nueva. Otra posible solución es ofrecer un salario mayor, que sea más competitivo y por lo tanto atractivo para la mano de obra calificada.
Aún contemplando las posibles soluciones, existe toda una nueva generación de futuros trabajadores que aprecian la calidad de vida y que no lo ven directamente ligada a una remuneración sobresaliente, también son más conscientes del medio ambiente, lo que los hace trabajar directamente al aire libre, por lo tanto los constructores y la industria en general deberán pensar en formas innovadoras de hacer más atractivo el trabajo en la construcción.
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